miércoles, 27 de noviembre de 2013

Romance de la subida de la luz



Fue al principio de los tiempos,
según la Biblia revela,
que Dios hiciera la Luz
por separar las tinieblas
Foto: Jordi Martorell
y no pasarse los días
tropezando con las mesas.
Hizo ello Dios y vio
que había hecho cosa buena
pues así Eva y Adán
no tenían que andarse a tientas
 no fuera que les gustara
palparse estando en porretas.

Pasaron días y noches,
llegó la primitiva Era
cuando el hombre se alumbraba
en las lóbregas cavernas
con el fuego provocado
entrechocando dos piedras;
allí no existía Iberdrola
ni cualquier otra hidroeléctrica
para tarifar en vatios
por encender una hoguera. 
Así vivieron felices
la gente en aquella época,
mas resultaba algo incómodo
iluminarse con teas
y de ahí surgió el candil
de aceite, algodón y mecha.
Tras este, se comenzó
a afanarle a las abejas
de sus coquetos panales
la blanda y fundente cera
–de esa que dicen que arde,
pues de otra no la encuentras–.
Transcurrieron muchos siglos
a la sola luz de velas
Thomas Edison
hasta que en el diecinueve
Edison tuvo una idea
con forma de una bombilla
de luz electromagnética.

Ya llegándonos a hogaño
y con la crisis a cuestas
el recibo de la luz
cada dos meses se eleva,
sube, salta, se encabrita
y nos hace la puñeta.
Hoy darle al interruptor
puede dejarte en pernetas
sin un duro en el bolsillo,
literalmente a dos velas,
que son las que has de llevarte
cuando marches a la cueva
–do vivían los ancestros
del principio del poema–
y que empresas y Gobierno
agarren la luz eléctrica
–bombillas, cables pelados,
interruptores y clemas–
y se la metan con tacto
allá por donde les quepa.

(Publicado en Tetuán 30 Días)

domingo, 3 de noviembre de 2013

Soneto de la exhumación

El Grupo Socialista propone al Congreso la exhumación de Francisco Franco para que el Valle de los Caídos deje de ser un «símbolo exclusivo de los ganadores de la Guerra Civil».


Que exhumen al caudillo de su fosa
por que jamás descanse en santa casa,
quizá dejen así de dar la brasa
quienes se enredan aún con la ominosa.

Desentiérrenle, y pónganse a otra cosa
pues no hay poco que hacer, y el tiempo pasa
mas, ya puestos, hagamos tabla rasa
a la hora de escarbar la fría losa.

¿O acaso Miguel Primo de Rivera,
por tirano y dictador, no mereciera
que sus restos reciban igual trato?

Recobremos más aún nuestra memoria
y, por línea bien golpista o sucesoria, 
sigamos exhumando hasta a Viriato.


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