viernes, 31 de mayo de 2013

Manolo se baja del carro



Dice Manolo Escobar
tras darle vueltas al tarro
que está tan harto del carro
que lo piensa traspasar.
Tampoco puede aguantar,
clama con arrebol,
cántico tan español
como aquel porrompompero.
Y dirá, a fuer de sincero
que ya hasta odia el Danacol.

viernes, 24 de mayo de 2013

Romance de la Pantoja



Malhaya el caso Malaya,
que empitonó a la Pantoja
y nuestra viuda de España
casi termina en chirona.
Ni aquel Romero de Torres,
Foto: Kadellar
ni León, Quintero y Quiroga,
uno pintando morenas
y los otros con las coplas
pensaran una mujer
con tan triste trayectoria,
que ni aun La Bien Pagá,
La Lirio o La Zarzamora
pudieran a esta Isabel
en penas hacerle sombra.

Como Rodrigo, en Triana
vino un día al mundo esta moza,
tonadillera precoz
que pronto se hizo famosa
y que habría de casarse
en prototípica boda
con aquel diestro Paquirri
que se fue a morir en Córdoba
por no tener un quirófano
situado a portagayola.
Sola y recién parida
se quedaba la Pantoja
y como viuda de España
la invistió la prensa rosa.
Desde entonces, noche y día
a las puertas de Cantora
decenas de paparazzis
a la coplera joroban
y la pinchan y la graban
hasta que al fin la encabronan.

Con el alivio del luto
llegaría el millón de copias
del Marinero de Luces
con el que nuestra folclórica
nos mostró a su Paquirrín
dándole réplica boba.
Pero el triunfo no enjuga
la soledad de su alcoba,
y un día llegó Julián,
un alcalde de farfolla,
y cayó a sus pies rendida
tras un par de cucamonas,
un chaletito en La Pera,
chanchullos y trapisondas
que Isabelita guardaba
bajo la bata de cola,
hasta que anteayer, el juez
puso fin a aquella historia
de la coplera, la ex
y del alcalde carota,
y ahora más de un millón
pagará por blanqueadora.
A la salida del juicio
el vulgo, montando en cólera
–ese que antes le aplaudía–
por poco nos la desmoña.

Mas, ay, a la cárcel que vaya…
Rita la Cantaora.

(Publicado en Tetuán 30 Días

viernes, 10 de mayo de 2013

Soneto a Alfredo Landa

Ha fallecido a los 80 años Alfredo Landa Areta, el crack.


De cateto a babor te enternecía,
del santo Paco el Bajo te apenaba,
con aquel Fendetestas lo bordaba
y hasta de mariposón se le creía.

De playboy de suecas se salía,
secuestrando vaquillas desbarraba,
de Germán Areta acojonaba
y atracando bancos te partía.

Fue el Sancho con mayor protagonismo,
orgulloso creador de aquel landismo
con que apenas se abarcaba a Alfredo Landa.

Se nos marchó ayer, queda hoy su eco.
Fernando, José Luis, háganle hueco: 
sube un jugador de mus como Dios manda.

jueves, 2 de mayo de 2013

Romance del 2 de Mayo



Madrugaba la mañana
por las lindes de Palacio
y un carruaje aguardaba
un traicionero traslado
que con destino a Bayona
llevaría a dos muchachos;
encañaban ya los trigos,
y en flor estaban los campos,
lo que equivale en romance
a decir que era por mayo.

Plácido dormía Murat
y Napoleón dormía plácido
ajenos a los rumores
que se extendían por los patios,
por las plazas, las callejas
y los cruces aledaños.
Un rumor como de pólvora
que sólo pide un chispazo
para prender las conciencias,
para enardecer los ánimos
de las gentes de Madrid,
que hartas ya de gabachos
se lanzan en una orgía
de sangre y de navajazos.
Un delirio popular,
un homicida arrebato
desencadenó la furia
del inculto populacho
contra la tropa invasora
que desconocía el tamaño
de las gónadas de un pueblo
en su orgullo atropellado.

Zapateros, taberneros,
manolas, críos, criados,
se lanzaron a degüello
con lo que tenían a mano:
cuchillos, dientes y puños,
cubos de agua hirviendo y palos,
frente a un enemigo invicto,
temible y bien preparado
que sufrió un buen revolcón
a las primeras de cambio.
Quedaron los gobernantes
por el miedo agarrotados.
Quieto quedóse el Ejército
exceptuando a un puñado
de oficiales que se unieron
a los vecinos más bravos
e hicieron de Monteleón
–Velarde y Daoíz al  mando–
una resistencia heroica
que igualaría la de El Álamo. 

En la calle, paradojas
de la vida y sus milagros
se daban vivas al rey,
a un Fernando el Deseado
que resultó indeseable,
dañino, cruel y nefasto.
Mientras que los madrileños
regaban el empedrado
con su sangre, inmerecida
por tan brutal soberano,
Goya daba testimonio
con trazos extraordinarios
de lo que fue la jornada
más gloriosa de estos barrios. 

(Publicado en Tetuán 30 Días)

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